jueves, 15 de febrero de 2007

BUEN AÑO 2008!!!

Tengo parkinson galopando en las venas, la polvora en los nudillos de nadar contracorriente en tus huesos hechos de hostias herejes. Yo no he pedido venir a este campus de magos asombrosos q a nuestras espaldas cocinan embrujos para cruzar a medianoche el oriente y su petroleo.Soy un contrabandista de pesadillas. De mayos y zafiros. Perreo en las dunas con el viento y la esquizofrenia. Voy a bailar hasta que termine de llover. Ah gran cruz de pagano para las miles de generaciones por venir. La parafernalia barata de esta noche de gentes vivas. Miradas aguzadas planeando presas alrededor de este embudo llamado boulevard. Parece la copia exacta de otro lugar de la ciudad. Adentro bailes freneticos y desadaptados. Llevar la marginalidad en la piel es todo un mal.Una especie de catarsis que se lleva tatuada en los hombros o en la espalda. El olor a ropa sudada y los rincones inefables. Cualquier alerta de bomba ser ignorada con este infernal ruido que poco a poco nos quita la capacidad auditivo a cambio de trotar por escasos segundos de un mundo en botellas de desquiciados q han arponeado tanta juventud. El humo aumenta hasta formar hongos ateos insoportables en el techo. Como cuando acercas el mechero de la clase de quimica para ver como se manchaban cafes espiralados. Es insoportable y no es simple hielo seco quien lo engendra. 9:00p.m Cree haber llegado muy temprano. Ninguna chica le da bola con su polo crema. Sorpresa cuando encuentra a su mancha con botellas espirituosas pero que apestan a laca barata. La escalera estrecha se ha vuelto su campo de acciones desde donde ven cada nueva femina que pasa el examen de sus ojos y quisieran ingresar en ellas. Es imperdonable que la morena no haya querido bailar con su jefe. 9:30p.m Por primera vez asiste a una discoteca. Ha pasado de frente a la universidad gracias a que quemo neuronas en el repaso de academia preuniversitaria. Tanto verano quemado y tanta playa perdida. La mas deseable hubiera sido que se vaya a una de esas discotecas que a esta hora ya est?rradas, y en donde las borracheras son con vasos de chicha morada. Lleva en el cachete a? beso de despedida de su madre. Su sentir y su andar denotan que no es cliente habitual. Va a dar a un rinc?12:00p.m Esto es un caos. La gente se atropella por la inc? escalera. Los bomberos no saben dar con la direcci?uesto que somos una discoteca clandestina. Por eso los n?s de bronce de la puerta han sido robados. Dos muertos regados en el octavo pelda?iguen siendo aplastados por la gente tan desacostumbrada a bombas lacrim?s. Tanta gente que es menor de edad. Y tanto que s?orporalmente son adultos. Como una broma cruel, el que ven?dar con un carrillo nasal hecho trizas, de narices, y como apuntando un letrero donde la municipalidad avisaba de la clausura de este local. Los otros rompen las ventanas con sus pu? con las sillas, porque ya no hay mesas. Las ?as palabras fueron versos encendidos de canciones techno por dem?abacanas y carentes de toda imaginaci?etras que nunca ganar? Nobel de Literatura. Los padres acongojados lloran sobre sus hijos muertos. La denuncia no s?lcanza al due? la discoteca sino tambi? alcalde y a todos los jueces del pa?r haber admitido el amparo que permiti?brir esta discoteca clausurada en la ma?por la municipalidad. El hincha de Universitario esconde la oreja de la granada en un bolsillo. Para el cl? que viene ya habr?endido a manejar el mortal artefacto. Donde el oro corra por los pampas del man?e la tierra inf? se atreve a darnos un abrazo y perdonarnos la vida alejando de nuestras cabezas la peste. Otra vez un aullido claro en la noche y un gran mosquito con alas de s?s de carroza mortuario pululando por donde nadie la invita. Un rayo castizo parte en dos la loceta del suelo. Nuestro mundo interior est?s confuso que la memoria de un jubilado. Bien seniles los cuartos de kilo para atender las comidas del d?los avisos del alba que poco a poco ha perforado cada pulm?ravesando un soplete. Tras la extracci?s ha llevado a vivir en su cuello. El reloj extraviado hecho chicle mascado va raudo hacia el hip?o del Olimpo donde se van nuestras almas en busca de l aceite y la adrenalina. La fama y la fortuna. La tierra lejos de la peste que va en los mejores caballos y no respeta ni siquiera las casos de los grandes y poderosos se? gamonales. Es una locura venir de la extravagante cruzada por la astilla del crucifijo, o por el manto sagrado o por un madero del Arca de No?dos los libros sagrados son incapaces de conjurar el momento en donde somos pareja de baile de dionis? demonios. Idolillos terrenos y felices de llevar en las manos y las caras, tejidas a crochet v?as humanas de muertos frescos. Encantados de llevar a la gran olla de azufre en medio de las cordilleras cada nuevo escritor que nace al pie de este monumento a la felicidad. La tienda de herraduras donde venimos a tomar un descanso. El lugar donde la peste no acierta a abrir la caja de seguridad y robarse todos nuestros ahorros. El piso quema como arena de playa y en nuestras mochilas el mercurio con rabieta infantil disuelve las v?ras y costillas que nos manten?rectos. Los s?mes redescubiertos para nada por los alquimistas tocan violines y flautas en el laboratorio destru?En el segundo acto toman sus cuerpos entrometidos y los flamean con c?as de naranja en hogueras improvisadas para matar todas las pestes de un solo plumazo. De un solo aguij?Muertos como estamos ya no nos importa recibir la bendici? la buena nueva de nadie. Como ni?ue somos nos hemos quedado dormidos cuando el abuelo nos contaba el cuento. Ni siquiera leer los evangelios tan afectadamente y regando por mi piso de cal y mi subsuelo sin petr? tanta erudici?i sus mitoman? supersticiones lo han salvado de que los gusanillos negros y anillados y regordetes hagan caer sus orejas al un? y parte sus ojos de ambidextros tajos profundos, tornando a su cuerpo en una colonia de cucarachas, como un cubil de ratas de desag?i siquiera el perro se lo quiere comer. Los hongos saprofitas sobrevolando los matorrales ensartados de veneno y caliza con lava tronchada a punto de ebullici?omos una especie de miel para aquellas criaturas que han tornado a nuestro planeta de un triste color negro nada de lujo. Con su inmundo espect? y su bast?ofanado ha devenido en un bulto apestoso sobre mi cuna. Labrada la s? en un nuevo manto que debemos adorar y en unos lentes tibios para ver quien ladra a hora a la puerta montada en un c?e de color verde y armada de espadas, y correas con misiles a la cintura. Hay que ser valiente para estar aqu? lo digo s?or congraciarme y quedar bien con un pu?de congresistas que se asolean en estas escaleras de m?. Una rueda del sin fin y un mar enervado de desafueros y recortes no certificados. No somos nada en este tablero mundial y menos que la nada a?n tanto opositor desprestigiando nuestra imagen y sac?os de quicio con cr?s m? y destructivas, anodinas, superficiales y perfectamente prescindibles. Una bolsa golpeada por los efectos tequila y caipirinha. Una bolsa microsc? pero a??culpa y toda la culpa de nuestros males ha pasado de los conquistadores genocidas espa? a ciertos factores ex?s con nombres de sus energ?s tragos nacionales que a veces nos llegan de contrabando soterradamente. Planean sobre nuestras cabezas de timoneles gamonales su vodka, su sake. Huele a mentira y fraude y no estamos en un estudio de abogados. Alrededor vemos fantasmas de la hiperinflaci??perando el momento propicio en que volver a parir al Dami? escena. Y con su pa? sucios no reversibles y no descartables nos volvamos a hundir en un ojo de agua de cerumen e incompetencia atroz. Donde las playas de los bur?as atiborradas tocan incansablemente la Marsellesa. Done Van Goghs improvisados intenten convertirnos en barrios de molinos rojos cayendo por las escaleras lustradas cuando habla Martha. Rueda la l? y la cordura. Que los micr?s sean alfiles que coman caballos. Y las bestias del s? que escriben versos medievales alucin?e irreverente. Y su ley sola, en su naturaleza m?ngoloide los proteja de la lluvia de azufre sobre la plaza donde se impide el paso a los universitarios drogos y ebrios. ?aventurados los hambrientos de democracia y de estado de derecho! En ellos est?materia prima y el g? del cambio. El gur?apariencia inexperto que parece no haber vivido y tiene el rostro avejentado de haber vivido tanto de sopet?onde la savia alimenta las ra?de este pa?onde ciertos f?s ya han sido enterrados y la lucha de clases olvidada. Corren en bolsa y practican procesos coactivos. Desnucan al sistema de la coima clav?e pacientemente las agujas de la acupuntura. No perdonan por tercera vez diciendo no a la re-reelecci?o olvidan lo que estudian a la hora de cobrar los honorarios y firmar vendiendo el alma de otros y la suya propia. Saben que la ? no es algo que se come ni es un nombre estrafalario sacado de la lista de nombres cat?, que practicaban cual ouija los abuelos o los tatarabuelos. Los que no vieron nacer las Ongs. Ahora que no hablo a las personas de postr?s neuronas